miércoles, 28 de septiembre de 2011

Ante el circo y las mentiras de los represores : las voces de nuestros compañeros.

Paradoja: Berges vive en la calle Madres de Plaza de Mayo
La escena se vivió este mediodía, cuando el médico policial que actuó en el llamado Circuito Camps se sentó en el banquillo de los acusados, ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, cuyo presidente, Carlos Rozanski, le pidió datos personales.

Berges precisó que era médico jubilado por incapacidad total y policía retirado, casado hace 44 años.

“¿Dónde vive usted?”, le preguntó Rozanski.
“Vivo en la calle Madres de Plaza de Mayo 1441, ex Magallanes, en la localidad de Quilmes”, respondió el acusado, cuyas palabras causaron un murmullo de sorpresa y repudio en el sector del público del auditorio de la ex Amia La Plata.

La reacción ante la paradoja de que un represor viva en una calle que homenajea la tarea de las Madres de Plaza de Mayo surgió del auditorio que ocupan en la sala integrantes de Madres, Abuelas y otros familiares de víctimas del terrorismo de estado. .
Y siguiendo en la dinámica que los genocidas venden su inocencia, confrontamos las palabras de quiénes padecieron las verdades que estos cobardes niegan. Por ello, reproducimos aquí el testimonio de la inolvidable Adriana Calvo : 

Como experiencias terribles en este lugar tengo que contar el parto de Inés ORTEGA; Inés tenía en ese momento 16 o 17 años; era por supuesto su primer hijo, estaba muy asustada, unos días antes de su parto comenzó con contracciones y nosotras comenzamos a 11 al cabo de guardia, así se hacían llamar; después de horas conseguimos que nos atendieran y les explicamos que estaba con contracciones, y dijeron que iban a traer a un médico; varias horas después llegó una persona de barba, delgado, morocho, lo pude ver porque después tuve oportunidad de conocerlo en circunstancias muy particulares... y por otra parte sé que se trata del doctor Berges, que está con prisión preventiva ordenada por el juez PIAGGIO, porque lo reconocí con posterioridad; ese doctor nos sacó de la celda a Inés y a mí, ya que estaba yo embarazada, aunque yo no tenía contracciones; nos llevaron prácticamente a la rastra, escaleras arriba, en una escalera de cemento, donde nos golpeábamos en todos los escalones; nos tiró en el piso y en menos de tres minutos nos hizo un tacto a cada una; era sin duda un médico obstetra; dijo que estábamos perfectamente bien y nos volvieron a tirar en la celda; unos días después, comenzó el trabajo de parto de Inés ORTEGA; yo, que era la mayor, que ya había tenidos dos hijos, me encargué de estar con ella mientras las demás pedían a los gritos ayuda; estuvimos todas gritando al cabo de guardia para que viniera; Inés tenía contracciones cada vez más seguidas, yo trataba de decirle que la respiración abdominal, que el jadeo; estaba tirada en el piso, desesperada; por fin, muchas horas después, comenzó su trabajo de parto por la mañana y vinieron a buscarla muy tarde a la noche, se la llevaron al cuarto de al lado, el mismo que usaban para torturar, la subieron a la mesa y vendada, oíamos sus gritos, oíamos las risas de los guardias, oíamos los gritos del médico y por fin oímos el llanto del bebé; había nacido un varón en perfectas condiciones aunque no lo crean; lo oímos durante un día que lo tuvieron en una celda chiquita, que había al lado de la nuestra; ella nos contó después que la dejaron con su bebé; después le dijeron que el coronel lo quería ver y que se lo iban a entregar a los abuelos; Inés no volvió con nosotras, nunca más aparecieron ni Inés ni su bebé, ella le puso Leonardo y nació el 12 de marzo de 1977, y estaba en perfectas condiciones....

lunes, 19 de septiembre de 2011

Crímenes cometidos en el Circuito Camps: Los cómplices de la policía.

En el juicio oral que se realiza en La Plata se abordó el rol que cumplió la Bonaerense durante la dictadura. Se leyeron las acusaciones contra el comisario Etchecolatz y contra los represores que actuaron en la Comisaría V y el Pozo de Arana.

 Por Alejandra Dandan

La trama de la Bonaerense empieza a aparecer en los debates del Circuito Camps. En la tercera jornada de audiencias del juicio que se realiza en La Plata se leyeron las acusaciones contra el comisario Miguel Etchecolatz y las patotas de la Comisaría V y del Pozo de Arana. La lectura se hizo frente a 18 represores presentes, sentados en la sala, de espaldas al público, pero también de espaldas a un pañuelo con la silueta de Jorge Julio López que alguien colgó detrás de sus asientos a un día de los cinco años de la desaparición del testigo. Las acusaciones hicieron eje en la articulación de los centros clandestinos con la Brigada de Investigaciones de La Pata, se metieron en el ataque a la casa de la calle 30 y mostraron los perfiles de los policías, muchos individualizados con la reapertura de las causas. Entre otros, Hugo Guallama –chofer de Etchecolatz– y el “Oso” Carlos García, uno de los capos de la patota, ascendido a subjefe de la Unidad Regional, reciclado años después como parte de la policía del duhaldismo. Acusados los dos entre otros hechos del robo de Clara Anahí, la nieta aún desaparecida de María Isabel “Chicha” Chorobick de Mariani.

El juicio por el Circuito Camps todavía no entró en etapa de testigos, y recién lo hará dentro de algunas semanas, cuando termine la larga lectura de las cinco acusaciones sobre los 26 imputados. Se juzgan crímenes en seis centros clandestinos del Circuito, con 281 víctimas, y pasarán más de 500 testigos. Ayer la lectura de los hechos de la Comisaría V y del llamado Pozo de Arana mostró partes de un mismo microcircuito: empezaba con el ingreso de los detenidos desaparecidos en la Brigada de Investigaciones de Etchecolatz, desde ahí eran derivados a la Comisaría V, un espacio principalmente de interrogatorios, y al Pozo de Arana, campo de torturas y exterminio.

En la sala no estuvieron todos los acusados. El Tribunal Oral Criminal Federal 1 a cargo del juicio trasladó sólo a los imputados de este tramo. Quedó afuera entre otros Ibérico Saint Jean, el ex gobernador bonaerense, defendido por su hijo, y que llegó a la audiencia la semana pasada en silla de ruedas. Según fuentes judiciales, Saint Jean no estuvo porque llegó a juicio con una acusación demasiado restringida desde la primera instancia, acusado sólo por una parte de los hechos. El dato, que podría modificarse a lo largo del proceso, le permite no presentarse y da tiempo al Tribunal para resolver los pedidos que presentó su hijo, avalado por tres informes del Cuerpo Médico Forense –cuestionado en más de un juicio– que dicen que supuestamente no está en condiciones de salud. Otro dato fue el problema de la defensa de Jaime Lamont Smart. El ex ministro de Gobierno bonaerense es el primer civil con rango de ministro juzgado en procesos por delitos de lesa humanidad. Fue autorizado por el Tribunal a defenderse a sí mismo, pero, para evitar un enfrentamiento con las víctimas, los jueces Carlos Rozansky, Mario Portella y Roberto Falcone pidieron que sea acompañado por un defensor oficial. El problema no se resolvió. Sonia Marcela Lagoa fue la defensora designada, pero se opuso a acompañarlo y apeló.

Por la Comisaría V pasaron víctimas como Adriana Calvo y Jorge Julio López. Inés Ortega, que dio a luz a su hijo Leonardo Fossatti. O los De la Cuadra: Estela, Roberto José y Elena, que dio luz a Ana Libertad, ambas todavía desaparecidas. En la sala estuvo Estela de la Cuadra: “Esta vez voy a declarar por cuatro”, explicó. “Yo no estoy cansada de declarar, al contrario, quiero hablar por los cuatro y voy a hacerlo todas las veces que pueda hasta que un coágulo me tape la cabeza: creo que puedo acordarme de más.”

Con el nombre de cada uno de ellos de fondo, el Tribunal leyó la acusación de los lobos negros de la Bonaerense. Guallama era un cuadro menor en la estructura de Etchecolatz, “un lumpen”, dice Inti Pérez Aznar, ex instructor de la causa, ahora querellante por la Secretaría de Derechos Humanos de Nación. Uno de los cargos principales lo vincula al ataque del 24 de noviembre de 1976 a la casa de la calle 30, donde vivía Diana Teruggi, la nuera de Chicha Mariani, y donde murieron ella, Roberto Porfirio, Juan Carlos Peiris y Daniel Elicabe. Guallama está acusado como autor de los disparos que mataron a Diana mientras corría con su hija en brazos. También está acusado de robar a la niña. Policía de la Bonaerense, con grados de agente, cabo, cabo primero, admitió haber sido chofer de Etchecolatz pero dijo que ese día estaba de franco. Pero la acusación recoge pruebas que parecen condenarlo: testimonios de vecinos, una condecoración de la Orden de San Miguel Arcángel seis días después del operativo por “eliminar elementos extremadamente peligrosos para la sociedad” y el relato de su propia mujer, Mabel Suárez, que aseguró que él vociferó varias veces haber estado en los techos de la casa con Ramón Camps y Etchecolatz “disparando contra una mujer que llevaba su bebé en brazos”.

Otro de los nombres que se escuchó y a los que volverá el juicio es Carlos “Oso” García. Jerarca de la Bonaerense, alcanzó rango de comisario general, fue director de la custodia del Banco Provincia de Eduardo Duhalde y participó de un grupo de investigadores que aportó información falsa en la causa AMIA. Para 1976, Juan Fiorillo era jefe de la Unidad Regional La Plata y García, su segundo. Guallama dijo que “a Fiorillo lo vieron cargando un bulto en su coche envuelto en una frazada”. Y con él “participó su jefe de Brigada, un oficial al que le decían Oso y era su apellido García”. García, que entonces era un “policía alto, morocho, excedido de peso, de unos 45 años, con un arma tipo escopeta en una mano y que en la otra llevaba a un bebé envuelto en algo blanco”, según los relatos de un vecino, tenía una voz de barítono con la que lo amenazó.

martes, 13 de septiembre de 2011

Empieza el juicio pro el secuestro y desaparición de 281 víctimas en el circuito represivo de Ramón Camps

EMPEZO EL MEGAJUICIO POR EL SECUESTRO Y DESAPARICION DE 281 VICTIMAS EN EL CIRCUITO REPRESIVO DE RAMON CAMPS
Veintiséis represores frente a sus atrocidades

Durante un año y medio, más de 500 testigos contarán cómo fue el operativo en el que se secuestró a la hija de Chicha Mariani, cómo se torturó a los chicos de la Noche de los Lápices, qué le hicieron a Jacobo Timerman, entre otras causas emblemáticas.
Por Alejandra Dandan

Esas palabras que podían llegar a perforarles los oídos a medida que bajaban esposados de los móviles del Servicio Penitenciario Federal se potenciaron, abrumadoras, dentro de la sala, acaso acentuadas por las escenográficas formas del Teatro platense de la AMIA. Víctimas y sus victimarios se juntaron cuando todo estaba listo para comenzar un juicio histórico: el primero oral por los crímenes cometidos durante la dictadura en los centros clandestinos que integraron el llamado Circuito Camps. Pese a eso, a que todo estaba listo, algo pasó. Durante veinte minutos la sala estuvo sin los jueces del Tribunal Oral Criminal Federal 1. Como en un ritual en el que de pronto se alteran todas las rutinas, las víctimas, solas, frente a las espaldas de los acusados, soltaron lo único que tenían a mano: sus palabras. ¡Cobardessss!, gritó alguien. ¡Asesino! ¡Hijos de putaaaa!, decía la sala convertida en una única voz. ¡Abusadores! ¡Violadores! ¡Pervertidos!, seguían. 
Y empezaron a pronunciar el nombre mántrico de los caídos: Jorge Julio López, Adriana Calvo. “¡Pónganle esposas al segundo que se hace el rengooo!”, dijeron. “¡Contestá dónde está López!”, se oyó. Dijeron y cantaron “Como a los nazis...”. Dijeron presente por los 30 mil desaparecidos. Volvieron a cantar hasta que entonces sí, dos horas después del comienzo previsto, y mucho después de que cada uno haya ocupado su lugar, el presidente del TOCF 1 Carlos Rozanski entró a empezar con el juicio.

El proceso que comenzó en La Plata tiene las dimensiones de una megacausa. Varios tramos de seis centros clandestinos que integraron el circuito de la Jefatura de Policía bonaerense a cargo del brutal Ramón Camps confluyeron en este juicio que reunirá durante un año y medio el tránsito de más de 500 testigos, por 281 víctimas, entre las que hay menores de edad y embarazadas, en contra de 26 represores, entre los cuales están las figuras negras de la represión de la provincia.

El jefe de la Brigada de Inteligencia de la Policía Bonaerense –el primer lugar al que llegaban las víctimas secuestradas y espacio de distribución de los prisioneros–, el policía Miguel Etchecolatz todavía no había llegado a la sala cuando empezó la audiencia. En ese comienzo, en cambio, se habían sentado los otros acusados, tres de los cuales subieron al escenario arrastrados en sillas de ruedas. Entre ellos, dos de los tres militares juzgados: Ibérico Saint Jean, ex gobernador bonaerense que llegó al juicio defendido por su hijo. Agustín Arias Duval, el ex jefe del Destacamento de Inteligencia 101 del Ejército y entre los dos se sentó el médico de policía Jorge Bergés, también reducido a la silla de ruedas. El resto ocupó otras tres tumultuosas hileras. En un extremo, se sentó el primer civil con rango de ministro que llega a ser juzgado por delitos de lesa humanidad: Jaime Lamont Smart, ex ministro de Gobierno de Saint Jean, pero además abogado que consiguió poco más tarde la autorización del Tribunal para asumir su propia defensa. La decisión, complicada, criticada en otras jurisdicciones porque de ese modo puede preguntar a los testigos y convertir el interrogatorio en una suerte de careo, le permitió rápidamente desplazarse, maletín en mano, de la silla de acusado a la mesa de los abogados. Los otros acusados son mayoritariamente los ex policías de la Bonaerense que libraron la batalla en nombre de la represión. Entre ellos, Norberto Cozzani, mano derecha de Etchecolatz, y Hugo Alberto Gullana, su chofer, acusado de robarse a Clara Anahí, la nieta de María Isabel “Chicha” Chorobick de Mariani.

Chicha también estaba ahí. Pese a sus ojos casi ciegos, a su bastón, se sentó a la espera, como en cada comienzo de juicio, de que, a lo mejor, alguno de ellos, esta vez, diga algo. “Para mí es muy distinto este juicio de los otros porque se va a juzgar el caso de Clara Anahí”, dijo Chicha. “No tengo muchas esperanzas porque los veo tan crueles, tan duros, pero uno siempre espera en un rincón del corazón que uno de ellos diga la verdad, es cierto que ya se murieron muchos, pero tengo la esperanza de que alguno hable.”

El hijo de Saint Jean en calidad de abogado dijo que su padre de 89 años tiene problemas de salud avalados por informes de tres peritos forenses: “¡Es estéril e ilegal que esté presenciando el debate en esta sala!”, clamó. La abogada de Arias Duval pidió lo mismo e invocó un cuadro de cáncer terminal. Se sumó el abogado de Rodolfo Campos, el tercer militar juzgado, subjefe de policía de Camps.

Rozanski reprendió al Servicio Penitenciario por las demoras. Y el más demorado fue Etchecolatz, que llegó después de la una de la tarde. Ante la ausencia, el juicio empezó con la lectura de los dos únicos tramos que no lo tienen de acusado. Uno, contra Bergés por falsificación de documentos en la apropiación de Pedro Luis Nadal García, y el otro contra el policía retirado Santiago Antonini por el secuestro de Chicha Mariani el 10 de diciembre de 1976, en su casa, durante media hora, pero cuando la patota que integraba buscaba a su hijo, a días del ataque a la casa de la calle 30. Ese comienzo azaroso por la ausencia de Etchecolatz se convirtió sin embargo en una entrada simbólica porque plantó en medio de la sala el ataque a la imprenta de Montoneros y el asesinato de los militantes de la calle 30.

Antonini estuvo en la casa de Chicha Mariani después del ataque. Ella lo reconoció en una audiencia de los Juicios por la Verdad, pero él participó a su vez del ataque a la casa de la calle 30, como surge de sus fojas de servicio. La Jefatura lo felicitó después del ataque “por haber participado” y abatir a quienes mantenían ocultas armas y hacer un hallazgo que calificaron de “sorprendente”, por la imprenta de Montoneros. El ataque, se recordó en la sala, buscó “anular el funcionamiento de una imprenta oculta ingeniosamente en la pared, donde se imprimía material de Montoneros”. Y “el objetivo principal fue exterminar a los ocupantes de la casa”. Recordaron el impresionante despliegue de fuerzas militares y policiales, la presencia anticipada de morgueros: “Esta es una muestra de la brutalidad que tenía quien comandó ese ataque, que fue Miguel Etchecolatz”, recordó la elevación. Hubo despliegue de todo tipo de armamentos, explosivos, lanzacohetes. “De allí que no hubo un enfrentamiento, sino una verdadera masacre planificada que cumplió con su objetivo de eliminar a los ocupantes para hacer tronar el escarmiento a implantar en La Plata y en el país y llevarse como trofeo a la pequeña hija de dos militantes de Montoneros.”

Ese será un eje al que volverá el debate en los primeros tiempos. De acuerdo con el cronograma, el debate comenzará con los casos que rodearon el ataque de la calle 30, el robo de Clara Anahí y el secuestro de Chicha. Esa escala permitirá ingresar a uno de los microcircuitos integrado por la Brigada de Investigaciones de La Plata, Comisaría V con jurisdicción en el lugar y el Pozo de Arana.

Claudia Belingieri es perito de la causa, investigadora a cargo de los archivos de la ex Dipba, la Dirección de Inteligencia de la Bonaerense. “Los 29 centros clandestinos que incluyó el Circuito Camps funcionaron en comisarías, puestos y destacamentos, es decir –dice–, estaban montados sobre la estructura de la Policía Bonaerense que conducía Camps y Camps militarizó a la policía para ponerla al servicio de la represión.”

El debate avanzará así en causas emblemáticas que tuvieron lugar en ese tramo: el secuestro de los Graiver, el de Jacobo Timerman, Julio López y Adriana Calvo, quien seguramente encontrará la forma de estar presente pese a su muerte, porque la fiscalía pidió que se incorpore uno de sus últimos testimonios filmados. Lo mismo se hará con Julio López.

Emilce Moler era estudiante de Bellas Artes cuando empezó a militar en la Unión de Estudiantes Secundarios. Parte de los jóvenes secuestrados en la llamada Noche de los Lápices, otro de los casos que integrarán la primera parte del juicio. Emilce, que estuvo ayer en la sala, aclaró que no los secuestraron por la pelea del boleto estudiantil, que eso sucedió un año antes, que los secuestraron por la UES. Ella pasó el primer tramo de su secuestro en el Pozo de Arana, de ahí pasó a la Brigada de Quilmes, luego a la Comisaría de Valentín Alsina y luego quedó blanqueada en el Penal de Devoto hasta 1978, en que salió en libertad vigilada. “Yo siento que éste es un juicio bueno y reparador”, dijo al comienzo, todavía en la entrada. “Un juicio de esta magnitud es muy emblemático porque se puede centralizar el Circuito Camps, pero porque también aparece un civil, policías y militares: es una muestra de lo que pasaba con los distintos actores que intervinieron desde distintos lugares para que la represión de una dictadura cívico-militar pudiera darse en los distintos grados.”

Afuera, mientras tanto, estaban los que todavía no iban a entrar. Las banderas de HIJOS La Plata y de las agrupaciones que montaron una radio abierta. Las fotos de Jorge Julio López. El paso raudo de Etchecolatz más tarde bajando en medio de nuevos gritos de cobarde y de asesino. Las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo. Vera Jarach, Carmen Lapacó, Enriqueta Maroni, Mirta Baravalle, Elsa Pavón, Adelina de Alaye, Alba “Nieca” Martino. Las querellantes de la Secretaría de Derechos Humanos de Nación, Justicia Ya!, Abuelas de Plaza de Mayo y Alejo Ramos Padilla, que acompañó por última vez a Chicha Mariani porque asumirá de juez en los próximos días. Entre el público, hubo sobrevivientes de todos los centros. La audiencia seguirá hoy y se hará lunes y martes en La Plata.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Comienza juicio contra 26 genocidas en La Plata

Comunicado de Prensa

9 de septiembre de 2011

El próximo lunes 12 a las 10 de la mañana comenzará en la sede de la ex AMIA de La Plata (calle 4, entre 51 y 53) el juicio contra 26 represores que actuaron en seis centros clandestinos de detención (CCD) que estaban dentro de la órbita del denominado “Circuito Camps” y por 283 casos de víctimas incluyendo el caso de nuestro compañero Julio López. El proceso estará a cargo del Tribunal Oral Federal 1 de la Plata , que ya juzgó y condenó a Miguel Osvaldo Etchecolatz y a Christian Federico Von Wernich por sus crímenes “cometidos en el marco del genocidio”, así como a catorce penitenciarios que actuaron en la Unidad 9 de La Plata. En esta oportunidad, el TOF1 estará integrado por los jueces Mario Portela, Carlos Rozanski y Roberto Falcone  Ante los magistrados pasarán cerca de 500 testigos.

Por los reiterados pedidos de la querella de Justicia YA! en diversas partes del proceso, hemos logrado que los tramos que corrían por separado durante la instrucción de la causa, llegaran juntos este lunes a juicio oral. Por eso, el juicio que arrancará el lunes se centrará en algunos de los crímenes cometidos en la Comisaría Quinta de La Plata, en la Brigada de Investigaciones de La Plata, en el Destacamento de Arana, en Puesto Vasco y en el Centro de Operaciones Tácticas I (COTI) Martínez, Centros Clandestinos de Detención que integraban el “Circuito Camps” compuesto por al menos 29 de ellos y distribuidos en el conurbano bonaerense y La Plata y que dependían del 1er Cuerpo de Ejército. También, se tratará la masacre de “la calle 30”, en la que asesinaron a Diana Teruggi de Mariani junto a otros cuatro compañeros y secuestraron a Clara Anahí, la nieta de tres meses de “Chicha” Mariani que todavía buscamos. También, en el juicio se incluirá la apropiación de Pedro Nadal, hijo de Jorge Nadal e Hilda García (desaparecida).

Como sucede desde que se iniciaron los juicios a los genocidas son pocos los represores que llegan a juicio y son pocos los casos de los compañeros que se tratan en cada proceso: esto multiplica los esfuerzos y constituye una enorme e injustificada demora en la obtención de justicia y conlleva a que el paso del tiempo termine con las causas y fallezcan los represores. Los testigos no son ajenos a esto: nuestra compañera Adriana Calvo, recientemente fallecida no ha podido ver en la cárcel a ninguno de los represores que actuaron en los cuatro CCD donde estuvo secuestrada. Sostenemos que esta mecánica dilatoria es un aporte más a la impunidad.

Sin embargo, nuevamente participaremos del proceso oral con todo nuestro compromiso para exigir una condena por genocidio y la cumplan cárcel común y efectiva para los represores.

En esta oportunidad, los imputados que se sentarán en el banquillo de los acusados son Ibérico SAINT JEAN (ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires) y su ministro de gobierno Jaime SMART, Miguel Osvaldo ETCHECOLATZ, el médico Jorge Antonio BERGES, Norberto COZZANI, Rodolfo Aníbal CAMPOS, Domingo ALMEIDA, Hugo Alberto GUALLAMA, Luis Vicente PATRAULT, Carlos GARCIA, Horacio Elizardo LUJAN, Alejandro Agustín ARIAS DUVAL, Eros Amílcar TARELA, Roberto Antonio CABRERA, Sergio Arturo VERDURI, Rubén Oscar PAEZ, Miguel KEARNEY, Fernando SVEDAS, Bernabé Jesús CORRALES, Pedro FERRIOLE, Raúl Orlando MACHUCA, Julio César ARGUELLO, Mario SITA, Roberto GRILLO, Daniel LENCINAS y Santiago ANTONINI.

Seis días después del inicio de este juicio, se cumplirán cinco años de la desaparición de nuestro compañero Jorge Julio López, testigo y querellante en el juicio contra Etchecolatz. La causa está totalmente paralizada, desde hace ya algunos años. Una vez más, denunciamos que la impunidad reinante en la causa en la que se investiga su desaparición sólo genera más impunidad. Exigimos al gobierno su aparición con vida ya! castigo a los responsables de su desaparición.

A pesar de que el Estado no hizo ni hace nada por encontrar a López, Julio estará con nosotros en este juicio. Su valiente testimonio será incorporado a la causa, al igual que el de nuestra compañera Adriana Calvo. Con ellos gritaremos:

 JUICIO A TODOS LOS GENOCIDAS; JUSTICIA PARA TODOS LOS COMPAÑEROS.
 
Justicia YA! La Plata

Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos; Centro de Abogados por los Derechos Humanos (CADHU); Centro por los Derechos Humanos Hermanos Zaragoza; Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH); Colectivo de Abogados Populares, La Ciega; Comité de Acción Jurídica (CAJ); CTA-La Plata y Ensenada; HIJOS-La Plata; Insurrectos-Trabajo Social, UNLP; Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH); Unión por los Derechos Humanos. Integrantes de Justicia Ya! La Plata.
Teléfonos de contacto:
Nilda Eloy (AEDD): (0221) 15-586-5035
María Laura Bretal (Unión por los Derechos Humanos): (0221) 15 558 0751
Guadalupe Godoy (abogada de la querella): (0221) 1551131589
Carlos Zaidman (sobreviviente, querellante en esta causa): (0221) 155731407