lunes, 25 de junio de 2012

La restitución a padres vivos de una niña apropiada en dictadura en primera persona

Una mujer apropiada por un policía y su mamá que la buscó durante ocho años testimoniaron en el proceso de La Plata. También hablaron una mujer que busca a su hermana apropiada y los hermanos del apropiador de Pedro Nadal García.

María Eugenia Gatica -restituída en 1985- y su mamá Ana María Caracoche en el juicio por el Circuito Camps (Foto Matías Adhemar)
 
“El día que me entregaron, el juez me preguntó si quería ver a mis padres y yo de inmediato dije que si. Me acuerdo que abrí una puerta y ahí estaban ellos estaban ahí”. Como una escena mágica recordó ayer María Eugenia Gatica aquel día de 1985 cuando ocho años después de haber sido apropiada por un policía Bonaerense, volvió a encontrarse con su familia, convirtiéndose en el único caso de restitución a ambos padres vivos. De esa búsqueda pero también de su propio secuestro y de la apropiación de su otro hijo habló su mamá, Ana María Caracoche, durante la audiencia del juicio por el Circuito Camps que se realiza en La Plata, en el que mañana dará testimonio el canciller argentino Héctor Timerman por el secuestro y torturas en el Puesto Vasco a su padre, Jacobo Timerman, durante la dictadura cívico militar.

Madre e hija testimoniaron en una nueva audiencia del juicio por crímenes de lesa humanidad que realiza el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº1 de La Plata, en el que Caracoche recordó que su hija “fue desaparecida en La Plata el 16 de marzo de 1977, junto con la familia compuesta por José Abdala, Susana Falabela y José Sabino, el hijo de dos años y ocho meses. María Eugenia tenía un año y cuatro meses”.

Ese fue el comienzo de la tragedia: Caracoche recordó que un mes más tarde fue secuestrada de su casa y separada de su otro hijo, Felipe, de 4 meses. Contó que el nene quedó en manos de vecinos y que tras su liberación un mes después no pudo hallarlo. Dijo que debió exiliarse con su esposo en Brasil y que recién pudo recuperar al nene a la vuelta de la democracia, en diciembre de 1984.

Al año siguiente, junto con las Abuelas de Plaza de Mayo halló también a su hija: “En diciembre llegó la denuncia sobre una nena con otro nombre y otra edad que tenía las características de María Eugenia”. Cuando hicieron la extracción de sangre para el cotejo el resultado fue con un porcentaje altísimo: “Nosotros somos los únicos de los niños restituidos hasta hoy con mamá y papá vivos”, explicó la mujer.

Pero al verse cercados, el comisario Rodolfo Silva y su esposa Amanda Elisabeth Colard, quienes habían anotado la nena como propia con un certificado de nacimiento falso, escaparon. Y Abuelas publicó la foto de María Eugenia en la televisión.

“Me acuerdo que yo miraba la tele y vi mi foto con un mensaje que decía que mi mamá y mi papá me buscaban. No se cuándo fue eso, pero me acuerdo muy bien. Y ellos (los apropiadores) no me explicaron qué significaba. Y ya entonces empecé a dudar que fuera hija de ellos”, recordó la mujer, que poco después fue hallada y restituida a su familia por el juez Antonio Borrás.

Para declarar ante el tribunal que preside Carlos Rozanzki, madre e hija viajaron desde Victoria, la capital del estado brasilero de Espíritu Santo, donde viven desde 1989. “Ahí vivimos más libres, sin cargas”, explicó la decisión María Eugenia.

Apropiaciones. En la audiencia de hoy también declaró Clara Petrakos, hija de María Eloísa Castellini, una mujer secuestrada en La Plata en noviembre de 1976. “Ella estaba embarazada y alrededor del 10 de abril de 1977 da a luz a una niña, mi hermana, en un mugroso pasillo del pozo de Banfield. Mi mamá y mi hermana permanecen desaparecidas, pero yo se esto por numerosos testimonios”, explicó la testigo.

La mujer reveló que en la búsqueda de su hermana, su tía halló tres partidas de nacimiento firmadas por el médico policial imputado en el juicio, Jorge Bergés. “Por la conocida relación del policía médico con los partos en pozo de Banfield y otros centros clandestinos de detención, es que en 1986 mi tía inicia una causa judicial con tres partidas firmadas por él, porque se pensaba que una de ellas podía ser mi hermana”.

La búsqueda no dio resultado, pero creo las bases para encontrar en 1997 a una hija de desaparecidos. La joven encontró a una chica en Salta a quien sus padres habían adoptado en una clínica de Berges y que habían anotado en una partida de nacimiento con la fecha real de nacimiento.

“Es evidente que Bergés tenía un registro de las fechas reales de nacimiento”, dijo Petrakos, y recordó que esa chica supo en junio de 1999 que era hija biológica de Aida Sans y Eduardo Gallo, ambos desaparecidos, quienes según testimonios de sobrevivientes habían tenido una hija en cautiverio que había nacido el 27 de diciembre de 1977, “tal cual figuraba en la partida que firmó Bergés, aunque había sido realizada en marzo del ‘78”, recordó la testigo.

La patota. En la audiencia también declararon Roberto y Juan Carlos Ferián, hermanos del policía Luis Alberto Ferián, el apropiador de Pedro Luis Nadal García, un nieto cuya identidad fue restituida en 2004. Los hombres recordaron que tenían poco diálogo con su hermano y el segundo reveló que había sido policía en la Brigada de Investigaciones de Quilmes hasta el año 1971 donde denominaban “patotas” a los grupos operativo. También dijo que supo que la partida de nacimiento del chico apropiado la había firmado Bergés y aseguró que conocía al policía acusado en la causa, Jesús Bernabé Corrales, “desde hace 40 años”.

“Las patotas éramos cuatro o cinco policías, a eso se le llamaba la patota. Vos estabas en una patota. Eramos cinco policías: estaba el oficial, que era el encargado, y después estaba el subalterno. Eso era. Ahora no se cómo se les dice”, contó el ex policía, que dijo que no tenía mucho contacto con su hermano Luis Alberto, porque “yo era de otro palo, yo era vago y el era policía”.

Por Pablo Roesler - pabloroesler@gmail.com

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