Los tres jueces recibieron mails intimidatorios y con citas bíblicas. Ocurre cuando el juicio entró en su etapa final y uno de los represores admitió las torturas y se hizo cargo de las muertes.
Mario Portela, Carlos Rozanski y Roberto Falcone, los jueces del TOCF Nº 1 que sufrió amenazas (Foto: Matías Adhemar)
Los miembros del Tribunal Oral Federal Criminal Nº 1, que juzga los delitos de lesa humanidad cometidos en el marco del denominado Circuito Camps, que operó con varios centros clandestinos de detención durante la última dictadura, denunciaron haber sido amenazados. La presentación la realizó el presidente de ese cuerpo, Carlos Rozanski, quien entregó documentación consistente en correos electrónicos y correspondencia recibida por los tres jueces y allegados, con recortes de diarios referidos a sus personas y a los procesos que tramitan.
La denuncia por “coacciones agravadas”, que recayó en el Juzgado Federal de Ariel Lijo, incluye a Mario Portela y Roberto Falcone, los restantes integrantes del tribunal que juzga a 24 represores.
En su caso particular, Rozanski aludió a correos electrónicos recibidos en su casilla personal donde le copian una cita bíblica referida a la "condenación", muy similar a la pronunciada por el represor Miguel Etchecolatz en sus últimas palabras antes de ser condenado a reclusión perpetua en 2006.
También advierten a los jueces que aún pueden modificar su postura, aluden a la protesta de caceroleros del 13 de septiembre y anuncian la llegada de una "verdadera justicia".
A Rozanski le enviaron los primeros correos intimidatorios en agosto y esta semana, Portela y Falcone y un familiar recibieron en su domicilio correspondencia remitida desde Uruguay que será analizada por el juez Lijo.
"De ningún modo estas amenazas influirán en los juicios porque el espacio social que se ha generado en la Argentina para permitir que se lleven adelante estos procesos es irreversible", afirmó Rozanski en diálogo con la agencia Télam.
El titular del Tribunal, que condenó a Etchecolatz "en el marco de un genocidio", defendió la continuidad de los juicios que "se realizan en todo el país, con muchos jueces, fiscales y querellas, con asistencia debida de defensores".
"La justicia actúa con un nivel de plenitud que solo puede actuar cuando la sociedad tiene un espacio adecuado y el Estado acompaña en ese mismo espacio, como ahora", remarcó el presidente del Tribunal
Por su parte, Falcone ratificó las amenazas y reconoció que no es un hecho inusual en su carrera de magistrado, que incluye la investigación de crímenes de la Triple A y de la CNU en Mar del Plata.
"Nada va a impedir que hagamos lo que tengamos que hacer a nivel jurisdiccional", remarcó Falcone, y agregó: "La etapa de investigación y juzgamiento y lo que dependa de nosotros no se va a detener ni un instante. Vamos a seguir hasta último momento y haremos todo lo que corresponde".
En tanto, el juez Mario Portela afirmó que "los juicios no corren ningún peligro por este tipo de coacciones" y remarcó que "cuando uno se sienta en el estrado, sabe que es pasible de presiones de quienes no quieren ser juzgados".
"No nos vamos a dejar amedrentar por estas cuestiones, en mi caso desde 2000 recibo amenazas en mi casa, telefónicamente, dejando secuelas traumáticas en mi familia", insistió el juez, quien consideró "curioso" que "dentro de la correspondencia" que recibió "hubiera editoriales del diario La Nación reafirmando su postura".
El mensaje de Campos. Las amenazas fueron denunciadas en la misma semana en la que uno de los acusados reconoció las torturas que realizaban a los secuestrados. Se trata del ex jefe de Policía bonaerense Rodolfo Aníbal Campos, quien durante más de una hora defendió las prácticas utilizadas por el terrorismo de Estado.
"Torturábamos como se tortura en todo el mundo para obtener información. No torturábamos porque nos gustara", dijo Campos, que no dudó en afirmar: "Estoy orgulloso porque se paró la subversión en la provincia de Buenos Aires".
En otro tramo de su declaración afirmó: "La historia que se quiere traer nos hace vivir un presente falso. Está cargada de ideología, de política, de intereses económicos", y no dudó en acusar al ex presidente Néstor Kirchner de "arrogarse los derechos humanos".
El juez Portela respondió al imputado negando que el tribunal recibiera órdenes de ningún gobierno, le recordó que su imputación es como un ciudadano y no un juzgamiento a la Institución del Ejército y advirtió que los argumentos que utilizó en su declaración son similares al tenor de las amenazas que recibieron los integrantes del tribunal.
Mario Portela, Carlos Rozanski y Roberto Falcone, los jueces del TOCF Nº 1 que sufrió amenazas (Foto: Matías Adhemar)
Los miembros del Tribunal Oral Federal Criminal Nº 1, que juzga los delitos de lesa humanidad cometidos en el marco del denominado Circuito Camps, que operó con varios centros clandestinos de detención durante la última dictadura, denunciaron haber sido amenazados. La presentación la realizó el presidente de ese cuerpo, Carlos Rozanski, quien entregó documentación consistente en correos electrónicos y correspondencia recibida por los tres jueces y allegados, con recortes de diarios referidos a sus personas y a los procesos que tramitan.
La denuncia por “coacciones agravadas”, que recayó en el Juzgado Federal de Ariel Lijo, incluye a Mario Portela y Roberto Falcone, los restantes integrantes del tribunal que juzga a 24 represores.
En su caso particular, Rozanski aludió a correos electrónicos recibidos en su casilla personal donde le copian una cita bíblica referida a la "condenación", muy similar a la pronunciada por el represor Miguel Etchecolatz en sus últimas palabras antes de ser condenado a reclusión perpetua en 2006.
También advierten a los jueces que aún pueden modificar su postura, aluden a la protesta de caceroleros del 13 de septiembre y anuncian la llegada de una "verdadera justicia".
A Rozanski le enviaron los primeros correos intimidatorios en agosto y esta semana, Portela y Falcone y un familiar recibieron en su domicilio correspondencia remitida desde Uruguay que será analizada por el juez Lijo.
"De ningún modo estas amenazas influirán en los juicios porque el espacio social que se ha generado en la Argentina para permitir que se lleven adelante estos procesos es irreversible", afirmó Rozanski en diálogo con la agencia Télam.
El titular del Tribunal, que condenó a Etchecolatz "en el marco de un genocidio", defendió la continuidad de los juicios que "se realizan en todo el país, con muchos jueces, fiscales y querellas, con asistencia debida de defensores".
"La justicia actúa con un nivel de plenitud que solo puede actuar cuando la sociedad tiene un espacio adecuado y el Estado acompaña en ese mismo espacio, como ahora", remarcó el presidente del Tribunal
Por su parte, Falcone ratificó las amenazas y reconoció que no es un hecho inusual en su carrera de magistrado, que incluye la investigación de crímenes de la Triple A y de la CNU en Mar del Plata.
"Nada va a impedir que hagamos lo que tengamos que hacer a nivel jurisdiccional", remarcó Falcone, y agregó: "La etapa de investigación y juzgamiento y lo que dependa de nosotros no se va a detener ni un instante. Vamos a seguir hasta último momento y haremos todo lo que corresponde".
En tanto, el juez Mario Portela afirmó que "los juicios no corren ningún peligro por este tipo de coacciones" y remarcó que "cuando uno se sienta en el estrado, sabe que es pasible de presiones de quienes no quieren ser juzgados".
"No nos vamos a dejar amedrentar por estas cuestiones, en mi caso desde 2000 recibo amenazas en mi casa, telefónicamente, dejando secuelas traumáticas en mi familia", insistió el juez, quien consideró "curioso" que "dentro de la correspondencia" que recibió "hubiera editoriales del diario La Nación reafirmando su postura".
El mensaje de Campos. Las amenazas fueron denunciadas en la misma semana en la que uno de los acusados reconoció las torturas que realizaban a los secuestrados. Se trata del ex jefe de Policía bonaerense Rodolfo Aníbal Campos, quien durante más de una hora defendió las prácticas utilizadas por el terrorismo de Estado.
"Torturábamos como se tortura en todo el mundo para obtener información. No torturábamos porque nos gustara", dijo Campos, que no dudó en afirmar: "Estoy orgulloso porque se paró la subversión en la provincia de Buenos Aires".
En otro tramo de su declaración afirmó: "La historia que se quiere traer nos hace vivir un presente falso. Está cargada de ideología, de política, de intereses económicos", y no dudó en acusar al ex presidente Néstor Kirchner de "arrogarse los derechos humanos".
El juez Portela respondió al imputado negando que el tribunal recibiera órdenes de ningún gobierno, le recordó que su imputación es como un ciudadano y no un juzgamiento a la Institución del Ejército y advirtió que los argumentos que utilizó en su declaración son similares al tenor de las amenazas que recibieron los integrantes del tribunal.
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